Tropicario
Localización: Bogotá, Cundinamarca, Colombia
Año: 2015 – 2022
Área (m2): 3.700
Directores: Jaime Eduardo Cabal – Jorge Emilio Buitrago
Equipo de diseño:
Fase de Concurso: Melisa Arango – Carlos Andrés Palacio – Sara Olier – Benjamín Gómez – Mateo Agudelo – Dg. Adriana García.
Etapa de Desarrollo: Jamie NG – Teresa Tognetti Bottone – Carlos Andrés Palacio – Cristian Camilo Ríos – Milena Jaramillo – Sebastián Rosas – Héctor Ospina – Mauricio Álvarez – Katherine Agudelo – Dg. Adriana García.
Cliente: Ministerio de Cultura
Premios y publicaciones:
2023 Lápiz de acero categoría Arquitectónica.
2023 Lápiz de acero verde, mayor valor en aspectos sostenibles.
2023 Premios ICCA ACESCO. Mención de honor.
2022 Mención de honor en la categoría de Proyecto arquitectónico en la XXVIII Bienal de Arquitectura y Urbanismo, por la Sociedad Colombiana de Arquitectos.
2022 Ganador del Premio Bienal por Categoría Paisajismo en la 18 Bienal Internacional de Arquitectura de Buenos Aires
2022 Mención de honor en la categoría de Obra construida 2022 en la V Bienal Latinoamericana de Arquitectura de Paisaje V BLAP 2022
2022 Finalista en Cuarta edición del Premio Oscar Niemeyer, por la Red de Bienales de Arquitectura de América Latina.
2022 Finalista en convocatoria de obras en la Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo XII BIAU CDMX / Habitar al margen.
2022 Reconocimiento de mención en la categoría de Producción Internacional (Obra Construida) en la Bienal Internacional de Arquitectura de Santa Cruz BASC edición VIII.
2022 Finalista de proyecto a los premios ArchDaily 2022 Obra del año en categoría Paisaje y Arquitectura, Latinoamérica.
2022 Nominación Internacional de proyecto a los premios Mies Crown Hall America’s Prize MCHAP.
2021 Premio a la Excelencia en la Arquitectura Sostenible. Vidrio Andino Categoría Institucional.
2020 PREMIO MUNDIAL HÁBITAT SOCIAL Y DESARROLLO. BAQ. Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito XXII Edición.
Descripción:
Rodeado por más de setenta palmas de cera (Ceroxylon quindiuense) y ocupando la huella de una edificación en alto deterioro, el Tropicario genera una topografía propia, adaptada a su emplazamiento, captando y conduciendo el agua de escorrentía procurando su reutilización y articulación al entorno del Jardín Botánico de Bogotá.
El proyecto es un circuito de invernaderos, sistemas pasivos de control de temperatura recrean las condiciones bioclimáticas de varios climas del país. El objetivo es educar a través de un recorrido, donde se exhibe, conserva y propagan especies vegetales que hacen parte de cinco ecosistemas amenazados. Es producto de un concurso de arquitectura cuyo concepto inicial se denominó “ecotono”, reflexiona como lógicas urbanas y ambientales pueden actuar de manera simbiótica.
Los volúmenes emergen de una plataforma proyectada como un humedal construido, espacio de transición entre los ecosistemas representados, que reconoce el territorio lacustre sobre el que se emplazó la ciudad de Bogotá. Variaciones topográficas generan un recorrido secuencial interconectado por “exclusas”, que junto a las fachadas vidriadas mantienen condiciones diferenciadas de temperatura, luz y humedad requerida para cada espacio.